"Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio". Esta es la formulación del fin en sí mismo del Imperativo Categórico de Kant.
Está bastante claro, ¿no? según Kant (y muchos otros posteriormente) utilizar a otro (o a tí mismo) como un simple medio para obtener otros fines es inmoral. Esto no quiere decir que no se pueda utilizar a otra persona o a tí mismo como medio para otros fines, lo que es moralmente inaceptable es que se utlilice solamente como un medio, en todo caso la persona utilizada debe ser considerada, además de un medio, un fin en sí mismo.
Cuando el empleado es empleado para obtener otro fin, como un eslabón más de la cadena productiva, y en ningún momento es considerado un fin en sí mismo por el empleador podemos decir que el actuar de éste es inmoral. Si se puede sustituir al empleado por una máquina que pueda hacer lo mismo (excepto vivir) se le substituirá. Si parece que los beneficios económicos están en peligro (o simplemente se quieren aumentar), el eslabón-empleado será amputado bajo el eufemismo de “reducción de costes laborales”.
Lógicamente de lo que se trata entonces es de efectuar un cálculo estratégico-instrumental para encontrar la mejor manera de utilizar los medios de que se dispone para obtener los fines que se persiguen. Cuando una persona pasa de ser considerada un fin en sí mismo a ser empleado, usado, a ser un simple medio, entra como tal en ese cálculo. Sólo así se puede concebir que la constante y machacona propuesta de los representantes empresariales sea la flexibilización de las relaciones laborales, es decir el abaratamiento del despido, o el despido libre, equiparando así a los empleados humanos con los empleados mecánicos. Parar una máquina y ahorrarse los costes de su funcionamiento cuando conviene es gratis, económica y moralmente. Parar a una persona sin una compensación justa podría, si se cumplieran los deseos del empresariado, llegar a salir gratis económicamente, pero desde luego nunca saldrá tan barato moralmente hablando.
El problema, l’autèntic problema és no saber quin és el problema. El problema no és l’atur, ho és que hi hagi gent que no tingui accés a uns recursos que són de tots. Que el petroli s’acabi no és el problema, ho és que encara avui no ens haguem convençut que no hauríem d’anar amb el cotxe enganxat al cul. El problema no és que no hi hagi vivendes per tothom, el problema és que facin fora la gent de casa seva, mentre els bancs no saben que fer amb tots els habitatges buits que tenen. El problema no és que no hi hagi diners, ho és una distribució tan desigual de la riquesa, que fa que sembli que no hi ha diners quan a alguns els surten per les orelles. Que el problema que tenim és tècnic ens diuen; que ha de ser solucionat per tècnics. És fals. Decidir qui ha de pagar els plats trencats no és mai un problema tècnic. És un problema principalment de dignitat, de respecte i, sobre tot, de justícia. I la dignitat, el respecte i la justícia són al terreny de l’ètica i, en ...
El planteamiento me parece correctísimo, pero lamentablemente lo moral hoy en día es un volor de baja cotización. Enhorabuena por el blog. Espero que sea para ti un fin en sí mismo.
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